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Basílica de María Auxiliadroa (Turin) |
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María Auxiliadora. Huelva |
Rendido a tus plantas,
mi corazón te implora,
con un nudo en la garganta
y contrita el alma,
mi dulcísima Señora.
Santa Madre de Dios,
Madre de la Divina Gracia,
Refugio del pecador
Vaso insigne de devoción,
para ti es mi plegaria.
¡Oh!, Virgen Poderosa,
¡oh!, Virgen Clemente,
Virgen Corredentora,
María Auxiliadora,
sé conmigo indulgente.
"Propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" (San Juan Bosco).
1.- LA DENOMINACIÓN.
2.- LA BATALLA DE LEPANTO.
3.- EL PAPA Y NAPOLEÓN.
4.- CONSAGRACIÓN A MARÍA AUXILIADORA.
5.- MARÍA, AUXILIO DE LOS CRISTIANOS.
6.- NOVENA A MARÍA AUXILIADORA.
7.- HISTORIA DE LA DEVOCIÓN A MARÍA AUXILIADORA
8.- BASÍLICA DE MARÍA AUXILIADORA EN TURÍN.
9.- ORACIÓN DE GRACIAS A MARÍA AUXILIADORA.
10.- VOS, MI AUXILIADORA.
1.- LA DENOMINACIÓN:
La denominación designa el maternal cuidado de María sobre las urgentes necesidades de sus hijos, ejerciendo su función de distribuidora de todas las gracias de Jesucristo. Etimológicamente significa "princesa de las aguas", en lengua siria y, "espejo o iluminación" en lengua hebrea.
Los cristianos de la Iglesia de la antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Éfeso, Alejandría y Atenas, acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora, que en su idioma, el griego, se dice con la palabra "Boeteia", que significa: "la que trae auxilios venidos del cielo". Ya San Juan Crisóstomo, Arzobispo de Constantinopla, nacido en 345, la llama: "Auxilio potentísimo" de los seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto), son: Madre de Dios y Auxiliadora (Teotokos y Boeteia). En el año 476, el gran orador Proclo decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora, nos trae auxilios de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen: "Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo gravísimo, que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora, recuperó la salud y que aquella imagen de la Auxiliadora de los enfermos, se volvió sumamente popular entre la gente de su siglo. El gran poeta griego Romano Melone, año 518, llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan" y así cumplamos lo que dijo Cristo: "Dad al gobernante lo que es del gobernante" y lo que dijo Jeremías: "Orad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien". En las iglesias de las naciones de Asia Menor, la fiesta de María Auxiliadora se celebra el primero de Octubre, desde antes del año mil (en Europa y América se celebra el 24 de Mayo). San Sofronio, Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo". San Juan Damasceno, famoso predicador, año 749, es el primero en propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora, rogad por nosotros". Y repite: "La Virgen es Auxiliadora para conseguir la salvación. Auxiliadora para evitar los peligros. Auxiliadora en la hora de la muerte". San Germán, Arzobispo de Constantinopla, año 733, dijo en un sermón: "Oh, María, Tú eres poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar. Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda.
2.- LA BATALLA DE LEPANTO:
En el siglo XVI, los mahometanos estaban invadiendo a Europa. En este tiempo no había la tolerancia de unas religiones para con las otras. Y ellos a donde llegaban imponían a la fuerza su religión y destruían todo lo que fuera cristiano. Cada año invadían nuevos territorios de los católicos, llenando de muerte y de destrucción todo lo que ocupaban y ya estaban amenazando con invadir a la misma Roma. Fue entonces cuando el Sumo Pontífice Pío V, gran devoto de la Virgen María, convocó a los Príncipes Católicos para que salieran a defender a sus colegas de religión. Pronto se formó un buen ejército y se fueron en busca del enemigo. El 7 de Octubre de 1,572, se encontraron los dos ejércitos en un sitio llamado el Golfo de Lepanto. Los mahometanos tenían 282 barcos y 88,000 soldados. Los cristianos estaban inferiores en número. Antes de empezar la batalla, los soldados cristianos se confesaron, oyeron la Santa Misa, comulgaron, rezaron el Rosario y entonaron un canto a la Madre de Dios. Terminados estos actos, se lanzaron como un huracán en busca del ejército contrario. Al principio, la batalla era desfavorable para los cristianos, pues el viento corría en dirección opuesta a la que ellos llevaban, y detenían sus barcos que eran todos barcos de vela o sea, movidos por el viento. Pero luego, de manera admirable, el viento cambió de rumbo, vatió fuertemente las velas de los barcos del ejército cristiano, y los empujó con fuerza contra las naves enemigas. Entonces nuestros soldados dieron una carga tremenda y en poco rato derrotaron por completo a sus adversarios. Es de notar, que mientras la batalla se llevaba a cabo, el Papa Pío V, con una gran multitud de fieles, recorría las calles de Roma rezando el Santo Rosario. En agradecimiento de tan espléndida victoria, San Pío V mandó que en adelante, cada año se celebrara el siete de Octubre, la fiesta del Santo Rosario, y que en todas las letanías se rezara siempre esta oración: MARÍA AUXILIO DE LOS CRISTIANOS (título que es recogido por el Vaticano II como ejemplo de invocación a María Mediadora), RUEGA POR NOSOTROS. Su fiesta litúrgica fue establecida en 1,815 por Pío VII para los Estados Pontificios, fijándose su celebración el 24 de Mayo.
3.- EL PAPA Y NAPOLEÓN:
En el siglo XIX, sucedió un hecho bien lastimoso. El emperador Napoleón llevado por la ambición y el orgullo, se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso gobernante de entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su ejército era siempre el vencedor en las batallas. El Sumo Pontífice hizo entonces una promesa: "Oh, Madre de Dios, si me libras de esta indigna prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica". Y muy pronto vino lo inesperado. Napoleón que había dicho: "Las excomuniones del Papa, no son capaces de quitar el fusil de la mano de mis soldados", vio con desilusión que, en los friísimos campos de Rusia, a donde había ido a batallar, el frío helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos pocos y maltrechos hombres. Y al volver se encontró con que sus adversarios le habían preparado un fuerte ejército, el cual le atacó y le proporcionó total derrota. Fue luego expulsado de su país y el que antes se atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión, el resto de su vida. El Papa pudo entonces volver triunfante a su sede pontificia en Roma, el 24 de Mayo de 1,814. En memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante, cada 24 de Mayo, se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción de gracias a la Madre de Dios.
El gran apóstol y propagador de esta devoción mariana fue, sin duda, San Juan Bosco (nacido el 16 de Agosto de 1,815) y la Familia Salesiana que él fundó al final del siglo XIX.
Toda su vida está íntimamente unida a la Virgen Auxiliadora. El 9 de Junio de 1,868 consagró en la industrial ciudad de Turín, una Basílica con el título de María Auxiliadora, que estuvo terminada en tan sólo cuatro años, gracias a los innumerables favores de la Virgen. Don Bosco siempre decía: propagad la devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros. La citada Basílica la inició con tres centavos nada más, por eso él decía: cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen.
Es titular de numerosas congregaciones religiosas, entre las que es de destacar la Sociedad de San Francisco de Sales, fundada por San Juan Bosco bajo la protección de María Auxiliadora.
4.- CONSAGRACIÓN A MARÍA AUXILIADORA:
¡Oh!, Santísima e Inmaculada Virgen María, tiernísima Madre Nuestra y poderoso Auxilio de los Cristianos!. Nosotros nos consagramos a tu dulce amor y a tu santo servicio. Te consagramos la mente con sus pensamientos, el corazón con sus afectos, el cuerpo con sus sentidos y con todas sus fuerzas, y prometemos obrar siempre para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas.
Tú, pues, ¡Oh Virgen incomparable! que fuiste siempre Auxilio del Pueblo Cristiano, continúa, por piedad, siéndolo especialmente en estos días. Humilla a los enemigos de nuestra religión y frustra sus perversas intenciones. Ilumina y fortifica a los obispos y sacerdotes y tenlos siempre unidos y obedientes al Papa maestro infalible; preserva de la irreligión y del vicio a la incauta juventud; promueve las vocaciones y aumenta el número de los ministros, a fin de que, por medio de ellos, el reino de Jesucristo se conserve entre nosotros y se extienda hasta los últimos confines de la tierra.
Te suplicamos ¡Oh dulcísima Madre! que no apartes nunca tu piadosa mirada de la incauta juventud expuesta a tantos peligros, de los pobres pecadores y moribundos y de las almas del Purgatorio: sé para todos ¡Oh María!, dulce Esperanza, Madre de Misericordia y Puerta del Cielo.
Te suplicamos, Madre de Dios, que nos enseñes a imitar tus virtudes, particularmente la angelical modestia, la humildad profunda y la ardiente caridad, a fin de que, por cuanto es posible, con tu presencia, con nuestras palabras y con nuestro ejemplo, representemos, en medio del mundo, a tu Hijo, Jesús, y logremos que te conozcan y amen y así poder, llegar a salvar muchas almas.
Haz, ¡Oh María Auxiliadora! que todos permanezcamos reunidos bajo tu maternal manto; haz que en las tentaciones te invoquemos con toda confianza; y en fin, el pensamiento de que eres tan buena, tan amable y tan amada, y el recuerdo del amor que tienes a tus devotos, nos aliente de tal modo, que salgamos victoriosos contra el enemigo de nuestra alma, en la vida y en la muerte, para que podamos formarte una corona en el Paraíso.
5.- MARÍA, AUXILIO DE LOS CRISTIANOS:
El pueblo cristiano durante la historia ha sufrido mucho y ha experimentado el auxilio de la Virgen María. De esta manera nació la costumbre de invocar a la Madre de Dios con el título de Auxiliadora de los Cristianos. Su fecha se estableció el 24 de Mayo de 1,814 y desde entonces los católicos se reúnen en los templos para agradecerle su intercesión como Madre de todos los pecadores.
Según Monseñor Jorge Solórzano, la Virgen María Auxiliadora es importante para cada católico ya que en ella se encuentra la respuesta a sus problemas.
"Ella es como nuestra madre porque de día y de noche nos protege en cada dificultad que sucede alrededor nuestro".
La Virgen es de todos, así es que tenemos que amarla con devoción y fe, porque en Ella siempre tenemos respuesta.
San Juan Bosco fue infatigable propagador de esta advocación. Trabajó incansablemente por propagar el mensaje de Cristo y de imitar las virtudes de la Santísima Virgen: modestia, humildad profunda y ardiente caridad.
Don Bosco, ideó la imagen de la Señora vestida con túnica y manto regios, como reina coronada por doce estrellas, con la enseña de su Hijo Jesús en los brazos, atento como Ella a los hombres, y con el poder de Dios en su mano derecha, simbolizado en el cetro con los ojos en dirección a la tierra, a la Iglesia, a la Humanidad. Una Señora dinámica, en pie, dispuesta a auxiliar de inmediato.
6.- NOVENA A MARÍA AUXILIADORA:
Don Bosco recomendaba esta novena a María Auxiliadora a los que acudían a él implorando la ayuda de la Virgen. El auxilio de María no se hace esperar, si al sencillo rezo acompañaban las actitudes fundamentales, que manifiesten los tres puntos concretos de los que consta la novena: Fe, conversión-cambio de vida y generosa ayuda al prójimo necesitado.
Hoy como ayer, las palabras de Don Bosco siguen siendo las mismas: "Quien confía en la Virgen nunca quedará defraudado" y "Tened una gran confianza en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y estad seguros que la Virgen no dejará de conseguir lo que deseáis, si es para gloria de Dios y salvación de vuestra alma, si no, os concederá otra gracia igual y tal vez mejor".
NOVENA: principia el 15 de Mayo.
Por la señal... Dios mío, amorosísimo ¡Padre mío!. Por sola vuestra bondad infinita creasteis en el principio del mundo el cielo y la tierra, haciendo todo de la nada. Vos, Señor, que con suma sabiduría gobernáis todo y con admirable providencia lo ordenáis del modo más conducente a vuestra honra y gloria: suplicamos, Señor, penetréis mi corazón con un rayo de devoción verdadera para hacer esta Novena en preparación a la fiesta... y que me enseñéis, como Sapientísimo Maestro, a pedir aquello que más me convenga para la salud espiritual de mi alma, disponiéndolo todo a mayor servicio vuestro, que así lo espero alcanzar de vuestra bondad y misericordia infinitas. Amén. Tres Gloria...
¡Oh María Santísima!, auxilio poderoso de los cristianos que acuden llenos de confianza al trono de vuestra misericordia, oíd los ruegos de vuestros hijos que imploramos vuestro poderoso socorro a fin de huir del pecado y de las ocasiones de pecar. Ave María y Gloria y Nuestra Señora Auxiliadora. Rogad por nosotros. Oh dulcísima Madre mía María, Vos que sois la Reina de todos los Ángeles y Santos del Paraíso; tomad bajo vuestra protección a los Sagrados Ministros y a todos los fieles de la Iglesia Católica; alcanzadles espíritu de unión, de perfecta obediencia al Sumo Pontífice, y de celo ferviente por la salvación de las almas; especialmente os ruego extendáis vuestra amorosa asistencia sobre los Misioneros a fin de que puedan llevar a todas las gentes de la tierra la verdadera fe de Jesucristo, para formar así, de todo el mundo, un solo rebaño bajo la guía de un solo Pastor. Ave María y Gloria.
-Nuestra Señora Auxiliadora. -Rogad por nosotros.
Piadosísima Madre mía María, que en todo tiempo os desvelasteis en ser verdaderamente el auxilio de los Cristianos. Asistidme con vuestro poderoso patrocinio en vida, pero especialmente en punto de muerte, y haced que después de haberos amado y venerado aquí en la tierra pueda ir a cantar vuestra misericordia en el cielo. Ave María y Gloria.
Ahora levantando el corazón con humildad se le pide a Dios mediante los méritos de María Auxiliadora la gracia que se desea alcanzar.
-Ruega por nosotros Santa madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN: Omnipotente y misericordioso Dios, que para defensa del pueblo cristiano constituisteis admirablemente en la beatísima Virgen María un perpetuo auxilio, concédenos propicio, que luchando en la vida amparados con tal defensa, podamos conseguir en la muerte, la victoria sobre el maligno espíritu. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
7.- HISTORIA DE LA DEVOCIÓN A MARÍA AUXILIADORA:
El primero que llamó a la Virgen María, con el título de Auxiliadora fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla en el año 345, él dice: Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios.
San Sabas en el año 532, narra que en Oriente había una imagen de la Virgen que era llamada Auxiliadora de los enfermos, porque junto a ella se obraban muchas curaciones.
San Juan Damasceno en el año 749 fue el primero en propagar la jaculatoria: María Auxiliadora, rogad por nosotros. Y repite: la Virgen es Auxiliadora para evitar males y peligros y Auxiliadora para conseguir la salvación.
En Ucrania (Rusia), se celebra la fiesta de María Auxiliadora el 1 de Octubre desde el año 1,030, en ese año libró a la ciudad de la invasión de una terrible tribu de bárbaros paganos.
En el año 1,572, el Papa San Pío V, ordenó que en todo el mundo católico se rezara en la letanías la advocación: María Auxiliadora, rogad por nosotros, porque en ese año Nuestra Señora libró prodigiosamente en la batalla de Lepanto a toda la cristiandad que venía a ser destruida por un ejército mahometano de 282 barcos y 88,000 soldados.
En el año 1,600 los católicos del sur de Alemania hicieron una promesa a la Virgen de honrarla con el título de Auxiliadora si los libraba de la invasión de los protestantes y hacía que se terminara la terrible guerra de los 30 años. La Madre de Dios les concedió ambos favores y pronto había ya más de 70 capillas con el título de María Auxiliadora de los cristianos.
El 12 de Septiembre de 1,683, durante el pontificado de Inocencio IX, bajo el mando del rey de Polonia Juan Sobieski, con un ejército inferior de fuerzas, confiando en la ayuda de María Auxiliadora, vence al ejército turco. Fundándose la Asociación de María Auxiliadora, la cual existe hoy en más de 60 países.
En 1,814, el Papa Pío VII, prisionero del general Napoleón, prometió a la Virgen que el día que llegara a Roma, en libertad, lo declararía fiesta de María Auxiliadora. Inesperadamente el pontífice quedó libre, y llegó a Roma el 24 de Mayo. Desde entonces quedó declarado el 24 de Mayo como día de María Auxiliadora.
En 1,860, la Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de Auxiliadora, y le señala el sitio para que le construya en Turín (Italia), un templo.
Empezó la obra del templo con sus tres monedas de veinte centavos cada una, pero fueron tantos y tan grande los milagros que María Auxiliadora empezó a obtener a favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la Gran Basílica. El santo solía decir: cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen. Desde aquel Santuario comienza a extenderse por el mundo la devoción a María Auxiliadora de los Cristianos.
El nombre de Auxiliadora se le daba ya en el año 1,030 a la Virgen María, en Ucrania (Rusia), por haber liberado aquella región de la invasión de las tribus paganas. Desde entonces en Ucrania se celebra cada año la fiesta de María Auxiliadora el 1 de Octubre.
Se tiene constancia que hacia el año 1,558 ya figuraba en las letanías que se acostumbraban recitar en el Santuario de Loreto (Italia). De allí "Letanías Lauretanas". Estas fueron aprobadas por el Papa Clemente VII en 1,601.
Esta advocación se hizo fuerte ante la invasión de los turcos en 1,571 donde San Pío V la invocó como María Auxiliadora de los Cristianos o con los Príncipes Católicos de alemania fieles al catolicismo frente a las tesis protestantes o frente a las invasiones turcas sobre Viena en el siglo XVII o, incluso, como mano protectora frente a los caprichos de Napoleón Bonaparte que llevó al Papa Pío VII al destierro, y a su liberación, quiso en 1,814 instituir en el 24 de Mayo su fiesta litúrgica.
Pero sin duda fue San Juan Bosco, el santo de María Auxiliadora, con el que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para el desarrollo y popularidad. No he sido yo ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado... Cada ladrillo de esta iglesia, se refiere a la Gran Basílica que en su obsequio empezó el 1,863, es una gracia de la Virgen María.
Pero será exactamente en 1,862, en plena madurez de Don Bosco, cuando éste hace la opción mariana definitiva: Auxiliadora. La Virgen quiere que le honremos con el título de Auxiliadora: los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana.
Desde esta fecha el título de Auxiliadora aparece en la vida de Don Bosco y en su obra como "central sintetizador". La Auxiliadora es la visión propia que Don Bosco tiene de María. La lectura evangélica que hace de María, la experiencia de su propia vida y la de sus jóvenes salesianos, y su experiencia eclesial le hace percibir a María como Auxiliadora del Pueblo de Dios".
En 1,863, Don Bosco comienza la construcción de la iglesia de Turín. Todo su capital era de cuarenta céntimos y esa fue la primera paga que hizo al constructor. Cinco años más tarde, el 9 de Junio de 1,868, tuvo lugar la consagración del templo. Lo que sorprendió a Don Bosco primero y luego al mundo entero, fue que María Auxiliadora se había construido su propia casa, para irradiar desde allí su patrocinio. Don Bosco llegó a decir: no existe un ladrillo que no sea señal de alguna gracia.
Hoy salesianos y salesianas, fieles al espíritu de sus fundadores y a través de las diversas obras que llevan entre manos, siguen proponiendo como ejemplo, amparo y estímulo en la evangelización de los pueblos el auxilio que viene de Santa María.
8- BASÍLICA DE MARÍA AUXILIADORA EN TURÍN:
Corría el año de 1,865 cuando don Bosco cumplía cincuenta años de edad y era tan amantísimo de la Madre de Dios, que no quería que llegara el día de su muerte sin haber antes dejado la semilla de la devoción a la Señora, bajo el título de Auxilio de los Cristianos.
Comenzó a construir en Turín con ímprobos esfuerzos y sin dinero alguno la Basílica dedicada a María Auxiliadora, y cuándo le preguntaban ¿y el dinero?, siempre contestaba: "Ella proveerá". Y vaya si proveyó.
Sanó a una señora la cual hizo la primera entrega a la construcción del nuevo templo; después fue un banquero; más tarde un rico hacendado que llevaba tres años postrados en el lecho del dolor, y así un etc. muy largo. Bajo su invocación sanaron llagas y úlceras gangrenosas, reumatismos, convulsiones y toda clase de males, pero no sólo en Turín, sino también en toda Italia.
Tras gastar en el templo más de un millón de francos, recaudados tan sólo a base de limosnas de fieles agradecidos a la Señora, el 9 de Junio de 1,868, éste fue solemnísimamente consagrado. Qué lejana quedaba aquella pobre casita de Valdocco, en la que el Santo Don Bosco comenzaba su ingente tarea, contando solamente con su devoción al Señor y a María Auxiliadora. Tarea que después de su muerte acaecida a las 4,45 horas del día 31 de Enero de 1,888, se ha visto consolidada y engrandecida cada vez más hasta llegar a nuestros días. Cómo se postraría al llegar al cielo a los pies de su gran protectora para agradecerle el consuelo y sus muchos auxilios en la tierra. Con qué dulzura la Virgen María lo bendeciría colocándolo para la eternidad muy cerquita de Ella.
9.- ORACIÓN DE GRACIAS A MARÍA AUXILIADORA: Rendido a tus plantas, mi corazón te implora, con un nudo en la garganta y contrita el alma, mi dulcísima Señora. Santa Madre de Dios, Madre de la Divina Gracia, Refugio del pecador Vaso insigne de devoción, para ti es mi plegaria.
¡Oh!, Virgen Poderosa, ¡oh!, Virgen Clemente, Virgen Corredentora, María Auxiliadora, sé conmigo indulgente. Ya que vengo a tu presencia, de méritos escaso, con pesar en la conciencia, en busca de tu clemencia y maternal regazo.
Las manos vacías y doliente corazón, triste mi alegría, ¡ay!, Virgen María, por ser gran pecador. Y los pies manchados, de los lodos del camino, el pecho atribulado y el cuerpo agrietado, por avatares del destino.
Por eso vengo a implorar, tu Auxilio y tu perdón, amparo y caridad, para un alma incapaz, de hallar por sí, la salvación. Tú, Arca de la Alianza y Auxilio del desvalido, Manantial de Esperanza y Pozo de Templanza, de este mundo peregrino.
Aboga por mi causa, delante de tu Hijo, al estar mi alma, en su definitiva calma y postrer juicio. Tú, que fuiste impulsora, de la obra salesiana, sé Luz en su aurora, María Auxiliadora, Santa Virgen Inmaculada.
Y acuérdate de nosotros, en este valle de lágrimas, y vuélvenos esos tus ojos, siempre tan llorosos, por las ofensas del alma. Ampara bajo tu manto, a tus hijos dispersos, tan llenos de quebrantos, y henchidos de espanto, por crucificar al Maestro.
Fruto de tu vientre inmaculado, y Mesías Salvador, de un mundo desterrado, por haber pecado, contra el Padre, Nuestro Dios. Y cuando llegue esa hora, de comparecer ante Él, intercede Tú Señora, Santa Madre Auxiliadora, en el justo castigo que me dé. De sobras merecido, por causa de mi maldad, pero estoy arrepentido, de los pecados cometidos, y por eso ahora te digo: ¡Madre!, mi alma aquí está.
También vengo a implorarte, ¡Oh, Virgen Auxiliadora!, con un fervor muy grande, que siempre me guardes, a mi nietecita Aroa. Nacida recientemente, para mi gozo y ventura. Por eso pido humildemente, al fruto de tu vientre, la libre de las amarguras. De esta vida errante, en donde inicia la travesía, para que siempre halle, la ventura del talle, de su Auxiliadora María.
Pero, cómo podremos agradecerte, mi dulcísima Señora, que te hicieras presente, en esa fatídica hora, cuando la sombra de la muerte, escurridiza y traidora, quiso herir el vientre, de esa madre que te adora y que esto no puede leerte, porque al mirarte llora, pero que te dice fervientemente: gracias, gracias, mi Auxiliadora.Rendidos a tus plantas, venimos mi Auxiliadora, con un nudo en la garganta y el corazón sin aurora. Contrita el alma en su culpa pecadora, tanta, que perdió la calma, por esas sendas traidoras
10.- VOS, MI AUXILIADORA:
Rendidos a tus plantas, venimos mi Auxiliadora, con un nudo en la garganta y el corazón sin aurora. Contrita el alma en su culpa pecadora, tanta, que perdió la calma, por esas sendas traidoras.
Donde se cuajó de espinas y manchas del pecado, de tanto ser peregrina por este o aquel prado. En las agrestes colinas por donde se ha abrasado. o de la oscuridad cautiva, en su desprecio desaforado. Pero, también en el corazón de todos esos terroristas, que no tienen compasión de sus inocentes víctimas. Y matan sin ton ni son, en el tren, avión o autopista, que todo vale para el terror y para mundo tan egoísta.
Por eso, mi gran Señora, remedia tanta maldad, que tu grey pecadora te lo suplica con ansiedad. Y con amor te implora en esta gran necesidad, ¡Ayúdanos, mi Auxiliadora para que el mundo recobre la paz!. Y se acaben los asesinatos y sacrificio de inocentes, que todos nos demos la mano y el odio, no sea el referente. De tantos desquiciados, que se muestran indiferentes, al condenar al que es hermano, del Hijo de Dios, Omnipotente.
Por ello, Reina y Señora, Madre de la Humanidad, ante esa Cruz Redentora, que a tu Hijo vio enclavar, nuestras almas pecadoras, se postren para rezar, a Él y a Ti, mi Auxiliadora, en busca de la Eternidad.